Ciberseguridad en un entorno político cambiante

El 2025 comenzó con muchas sacudidas políticas que han generado incertidumbre en muchos sectores relevantes para la sociedad. Cada día, los mercados internacionales, las personas empresarias y el mundo entero anticipan la posibilidad de cambios drásticos y repentinos. Este tipo de sucesos sacan a la luz la resiliencia de las organizaciones para sobrevivir al cambio, y en muchas ocasiones, pueden dar como resultado el fracaso total de una compañía. La ciberseguridad suele pasar como última prioridad en este tipo de escenarios, cuando en realidad debería convertirse en la aliada más importante para las compañías ante la incertidumbre.

El cambio más sustancial al que se enfrenta el sistema internacional actualmente tiene que ver con una tendencia de dejar atrás el multilateralismo y otras formas de cooperación colectiva. Para muchos, esto implica riesgos de ciberseguridad inminentes. En el mundo de la ciberseguridad, algunas de las mejores prácticas que suelen recomendarse son la transparencia, la colaboración multisectorial y el intercambio de información. En la medida en la que los gobiernos y los mercados del mundo se cierren, pero las amenazas digitales sigan evolucionando, necesitamos reforzar nuestra seguridad.

Por otro lado, la creciente polarización en la política internacional ofrece un entorno en donde el ciberespionaje, el cibercrimen y las campañas de desinformación se desarrollan con mayor facilidad. Estas herramientas pueden formar parte de la estrategia de actores relevantes que pretenden generar algún cambio en el sistema, pero en el camino, generan un impacto negativo en diversos sectores. En este contexto, la ciberseguridad no solo no debe ser dejada a un lado, sino que debe ser vista como una prioridad estratégica. Una buena estrategia de ciberseguridad va más allá de proteger a las organizaciones de ataques, ya que también salvaguarda la estabilidad económica y la confianza pública. Las organizaciones que no logren adaptarse a este nuevo paradigma podrían verse expuestas a riesgos que van más allá de la simple pérdida de datos; podrían enfrentar impactos profundos que afecten su viabilidad a largo plazo. A continuación, compartimos algunas de las cosas que se deben tomar en cuenta para reforzar la ciberseguridad ante la inestabilidad:

Reforzar sistemas de ciberseguridad

Muchos ciberatacantes aprovechan la inestabilidad en el escenario internacional para mejorar la ejecución de ataques de como los de phishing y ransomware. En un entorno donde la coacción digital se utiliza como herramienta de presión geopolítica, las organizaciones deben estar preparadas para responder de manera rápida y efectiva a cualquier eventualidad. Esto incluye no solo la implementación de tecnologías avanzadas de defensa, sino también la preparación de protocolos de respuesta ante incidentes. Plataformas como Batuta, tienen el objetivo de ayudar a las organizaciones a eficientar su estrategia de ciberseguridad, ofreciendo mayor visibilidad de sus activos y permitiendo que se adapten rápidamente ante este tipo de cambios.

Contar con una estrategia de ciberseguridad a nivel organizacional

Dada la naturaleza interconectada del comercio y la economía global, la ciberseguridad sigue demandando un enfoque colaborativo. Apelar por proteger mecanismos de cooperación multisectorial e internacional es nuestra mejor apuesta para crear un frente fortalecido de ciberseguridad. Principalmente, es el intercambio de información entre empresas, estados e instituciones lo que podría ser determinante en anticipar y neutralizar amenazas comunes. En vez de optar por estrategias de ciberseguridad divididas, nuestro principal cometido debe ser tomar la ciberseguridad como una herramienta para colaborar y así mitigar los riesgos que conlleva un mundo fragmentado y prevenido.

Finalmente, es imperativo que las organizaciones integren la ciberseguridad en su planificación estratégica y operativa. No solo se trata de proteger activos digitales, sino de garantizar la continuidad de las operaciones comerciales, servicios críticos, y el desarrollo de la innovación en un ambiente lleno de incertidumbre. Las empresas que reconozcan y prioricen la ciberseguridad no solo estarán más preparadas para enfrentar desafíos inmediatos, sino que también establecerán una base sólida para el crecimiento y la resiliencia a largo plazo en un futuro incierto. La ciberseguridad no es solo una cuestión de defensa, sino una estrategia deliberada para prosperar en un mundo en constante cambio.

De la sala de servidores a la sala de juntas: cómo los CISOs pueden ganar un lugar estratégico

La seguridad de la información ha cambiado. Lo que alguna vez fue una disciplina técnica y operativa, centrada en proteger redes y sistemas desde dentro de la sala de servidores, hoy se ha convertido en un componente estratégico para la continuidad y el crecimiento de las organizaciones que nace dentro de la sala de juntas, donde se toman las decisiones que dirigen a la organización. Pero, ¿cómo logramos esta transición? ¿Cómo nos convertimos en un socio estratégico que impulse el crecimiento y la innovación?

El camino hacia esta meta requiere un enfoque en dos aspectos clave: traducir los riesgos tecnológicos a términos de negocio, y encontrar formas de generar valor a través de la tecnología y la ciberseguridad. Todo esto, al mismo tiempo que conocemos a fondo cómo comunicarnos con los líderes ejecutivos, entendiendo sus prioridades y mostrando que la ciberseguridad no solo es una inversión necesaria, sino también una ventaja competitiva.

En este proceso, un nuevo rol ha surgido para reflejar este nuevo enfoque: el Business Information Security Officer (BISO). El BISO, en esencia, sigue siendo un CISO (Chief Information Security Officer), pero con un enfoque más marcado en esa integración con el negocio. Este nuevo título, para este mismo rol, simplemente da mayor visibilidad al hecho de que la ciberseguridad debe integrarse en el ADN del negocio, y nosotros como CISOs/BISOs debemos ser capaces de comunicar ese valor de la ciberseguridad en términos que resuenen en la Alta Dirección.

Como BISOs (o aún manteniendo nuestro título tradicional de CISOs), nos preocupamos no solo por la protección de la información, sino también porque la seguridad pueda impulsar el crecimiento, la eficiencia y la innovación. Así es como logramos convertirnos en ese verdadero socio estratégico, trabajando con las demás áreas de la empresa para identificar nuevas oportunidades y mitigar riesgos.

Podemos ser expertos en tecnología y seguridad. Podemos entender las vulnerabilidades, las amenazas y los riesgos del mundo tecnológico. Sin embargo, en la Alta Dirección, los CEOs, CFOs y demás líderes, no siempre tienen esa misma experiencia técnica, y es ahí donde entra en juego nuestra habilidad para ser ese puente traductor entre todas las partes.

Debemos ser capaces de convertir un lenguaje técnico complicado en un lenguaje entendible y que resuene en nuestros pares: el lenguaje del impacto financiero y de negocio. Por ejemplo:

  • No hablemos de «vulnerabilidades técnicas», hablemos de «pérdidas financieras».
  • En lugar de explicar las complejidades de un ataque de ransomware, hablemos del costo potencial de la interrupción del negocio, la pérdida de información sensible y el daño irreparable a la reputación.
  • Midamos el riesgo en términos monetarios, por ejemplo, ¿cuánto nos costaría un ciberataque? ¿Cuánto nos ahorraríamos a futuro con una inversión en ciberseguridad hoy?
  • Presentemos la ciberseguridad como una inversión, no como un gasto. Demostremos cómo la seguridad no solo protege a la empresa, sino que también habilita la innovación, la eficiencia y la confianza de la Alta Dirección. Al final, un líder que confía en nuestra capacidad para gestionar los riesgos y generar valor a través de la ciberseguridad es un líder que nos verá como un socio estratégico clave.

Imaginemos que nuestra labor como CISOs se asemeja a la de un padre que guía a su hijo en sus primeros pasos; queremos que la empresa crezca, que se desarrolle y que alcance su máximo potencial. Pero también queremos protegerla de los peligros del mundo.

Debemos encontrar el equilibrio entre la protección y la libertad, entre la seguridad y la innovación. A veces, esto implica permitir ciertos riesgos controlados, para conseguir la mayor ganancia, al mismo tiempo que la empresa aprende y se fortalece. Y otras veces, requiere establecer límites claros y firmes, para evitar daños irreparables.

Nuestro objetivo es crear un entorno seguro que permita a la empresa crecer y prosperar. Un entorno donde la innovación florezca sin poner en riesgo la seguridad de la información.

Para nosotros, la ciberseguridad es un habilitador de la transformación digital: la nube, el Internet de las Cosas (IoT), la Inteligencia Artificial (IA), entre otras tecnologías, son el motor de la innovación, necesitan una base segura para generar valor. Sin ciberseguridad, la transformación digital es como un castillo de naipes.

Si logramos orquestar todas estas estrategias seremos ese socio estratégico que trabaja codo a codo con las demás áreas de la empresa para ayudarles a alcanzar sus objetivos, ofreciendo soluciones de seguridad que habiliten el crecimiento y la eficiencia.

Para que nuestro mensaje tenga un impacto importante en la sala de juntas, la forma en la que lo comunicamos es fundamental. En mi experiencia, esto lo conseguimos cuando:

  • Conocemos muy bien nuestra audiencia. Cada líder tiene sus propias prioridades, objetivos, y sus estilos de comunicación. Al adaptar nuestro mensaje a cada uno de ellos podremos captar su atención y generar interés.
  • Usamos ejemplos concretos, contamos una historia, usamos casos de estudio o analogías que hagan que las ideas sean más fáciles de entender y recordar. Una historia bien contada tiene mucho más impacto que una presentación llena de datos y cifras.
  • Somos concisos y claros, sin tecnicismos ni detalles excesivos. Debemos ir al grano y destacar el verdadero impacto de nuestro aporte en el negocio.

Nuestro lugar en la sala de juntas no se gana solo con firewalls y antivirus, sino con una visión más estratégica, demostrando liderazgo y nuestra capacidad de convertir la ciberseguridad en un motor de crecimiento para la organización. Ya sea que nos llamemos CISOs o BISOs, nuestra misión es la misma: «hablar el idioma del negocio e impulsar la innovación de forma segura».

¿Será 2025 el año en que se gane la guerra contra el cibercrimen?

El 2025 se perfila como un año decisivo en la guerra contra el cibercrimen, donde la convergencia de tecnologías emergentes, como BATUTA, redefinirá el panorama de la seguridad digital hacia el futuro. 

Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? La guerra entre el cibercrimen y las ciberdefensas ha sido un duelo tecnológico que comenzó en los albores de la computación, en los años 70. Desde entonces, cada avance en seguridad ha sido respondido con una nueva forma de ataque, en un ciclo interminable de innovación y contra-innovación. Por ejemplo, los virus de los 80, como Brain y Morris Worm, dieron paso a las sofisticadas amenazas persistentes avanzadas (APTs) de los 2000s. O la revolución del Internet en los 90 trajo consigo el phishing y los ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS), que evolucionaron hasta convertirse en las campañas de ransomware que hoy amenazan infraestructuras críticas globales. 

Cada nueva tecnología ha añadido nuevos elementos de batalla, tanto a la ofensiva como a la defensiva, convirtiendo este conflicto en una verdadera carrera armamentista digital, donde la innovación es tanto un escudo como una espada. 

Aquí estamos… La evolución de la inteligencia artificial (IA) generativa, que ha permitido crear tanto amenazas como defensas, alcanzará un punto crítico donde las organizaciones finalmente tendrán herramientas predictivas más sofisticadas para anticipar, mitigar y neutralizar ciberataques. Sin embargo, la batalla no será sencilla, pues este también será el año en que los cibercriminales evolucionen hacia estructuras más complejas, utilizando IA avanzada y técnicas de ingeniería social hiperpersonalizada. 

Existen diversas herramientas o estrategias que con su constante evolución podrán fungir como el arsenal digital del futuro contra el cibercrimen. Entre ellas, destacan las siguientes:

La inteligencia artificial se ha convertido en la primera línea de defensa contra las amenazas cibernéticas. Los sistemas de IA predictiva no solo detectan anomalías en tiempo real, sino que anticipan potenciales vectores de ataque antes de que estos se materialicen.

La computación cuántica, aunque todavía en desarrollo, promete revolucionar la criptografía tal como la conocemos. Será una necesidad estratégica, que está impulsando el desarrollo de nuevos algoritmos de seguridad resistentes a los ciberataques. El blockchain ha evolucionado más allá de las criptomonedas para convertirse en un pilar fundamental de la seguridad digital. Las cadenas de bloques privadas y los contratos inteligentes están transformando la autenticación y la gestión de identidades, creando registros inmutables de transacciones y actividades. Esta tecnología está permitiendo la creación de sistemas de verificación descentralizados que son más resistentes a los ciberataques. 

La automatización de la respuesta a incidentes está redefiniendo la velocidad y eficacia con que las organizaciones pueden responder a las amenazas. A través de ciertos sistemas, no solo detectan y categorizan amenazas automáticamente, sino que pueden iniciar respuestas predefinidas en segundos, conteniendo brechas de seguridad antes de que puedan expandirse. 

El “Zero Trust Architecture” es una realidad operativa, partiendo de «nunca confiar, siempre verificar», utiliza análisis comportamental y biometría contextual para verificar constantemente la legitimidad de cada interacción con los sistemas. La Inteligencia sobre Amenazas (Threat Intelligence) ha evolucionado hacia plataformas colaborativas que comparten información en tiempo real sobre amenazas emergentes. Estas redes de inteligencia colectiva, alimentadas por datos de múltiples fuentes y enriquecidas por análisis de IA, permiten a las organizaciones mantener una postura de seguridad proactiva, adaptándose a nuevas amenazas. 

Las herramientas de seguridad “DevSecOps” están integrando la seguridad directamente en el ciclo de desarrollo del software, creando aplicaciones que son seguras por diseño. Los escáneres automatizados de vulnerabilidades, el análisis estático y dinámico de código, y las pruebas de penetración continuas se han convertido en componentes estándar del proceso de desarrollo, asegurando que la seguridad sea una consideración desde el primer momento. 

La victoria de la ciberseguridad en esta guerra no reside en una única herramienta o estrategia, sino en la convergencia inteligente de todas estas tecnologías, donde la verdadera innovación emerge de la comunicación y colaboración entre diferentes capas de seguridad, creando un ecosistema de defensa adaptativo. Esta evolución tecnológica alcanzará su máximo potencial de la mano de una colaboración sin precedentes entre gobiernos, empresas y expertos en seguridad, quienes, impulsados por regulaciones más estrictas, establecerán estándares globales de ciberseguridad y mecanismos de respuesta coordinada al nivel del desafío, marcando así el inicio de una nueva era en la protección del espacio digital.

Unidos Contra las Amenazas: La Importancia de la Cooperación Global en Ciberseguridad

A muchos de nosotros nos tocó vivir la transición de una vida sin dispositivos, a una vida virtual en la que navegamos diariamente con uno o varios aparatos en la bolsa de la chamarra. Además, ahora convivimos con los que sí iniciaron una vida virtual desde temprana edad. Lo que tenemos en común es que, de una u otra forma, gran parte de nuestras interacciones se llevan a cabo en el mundo digital, en el cual hemos ido depositando nuestra confianza en una serie de proveedores de tecnología que nos aseguran cuidar nuestros datos personales e información en general.

Es muy claro: en el mundo virtual lo más valioso son nuestros datos, que en su conjunto permiten una infinidad de posibilidades a quienes los poseen. Como personas, empresas, organizaciones, países o regiones. El tema del cuidado y protección de nuestra información es prioritario. No hay nivel en el que el impacto sea menor, la afectación a una persona, a una organización o a un país puede desencadenar un efecto dominó de dimensiones imprevisibles.

Por ello, la forma en que abordamos los desafíos de ciberseguridad puede marcar la diferencia entre la vulnerabilidad y la resiliencia. Podemos optar por abordarlos de manera aislada, corriendo el riesgo de quedarnos con una visión limitada y probablemente duplicar esfuerzos. O bien, adoptar un enfoque colaborativo que promueva el intercambio constante de recursos y conocimientos, lo cual, no solo fortalece nuestra postura de ciberseguridad, sino que también nos ofrece una visión más completa de las amenazas que, al compartir, puede beneficiar a todos. ¿Cuál crees que es el enfoque más efectivo?

El año pasado, durante la Cumbre del Futuro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), se aprobó el Pacto para el Futuro, donde se mencionan los retos más urgentes del siglo, abarcando un amplio espectro de temas, desde la paz y la seguridad, el desarrollo sostenible, la igualdad de género y la transformación de la gobernanza global.

Uno de los aspectos más destacados de este acuerdo es el Pacto Digital Global, que sitúa la ciberseguridad y la cooperación digital en el centro de los esfuerzos multilaterales; reconociendo a la ciberseguridad como un componente esencial para la paz y la estabilidad mundial, a la vez que reitera la importancia de contrarrestar las amenazas cibernéticas en sectores cruciales, desde las finanzas globales hasta la infraestructura crítica.

Como podemos observar, a nivel global se hace un fuerte llamado a colaborar, pues las cifras del cibercrimen no son alentadoras, según el último informe de la Agencia de la Unión Europea para la Ciberseguridad (ENISA), publicado en septiembre de 2024, entre julio de 2023 y junio de 2024, se ha registrado un notable incremento en la cantidad y sofisticación de los ciberataques.

Este panorama no solo se observa en Europa, por ejemplo, América Latina se ha posicionado como una de las regiones con mayor incidencia de ciberataques en el mundo, al recibir más de 1,600 intentos por segundo (BID, 2023). En este contexto,  y considerando que se estima que los costes totales de los incidentes cibernéticos en los próximos años oscilen entre el 1% y el 10% del PIB mundial (FMI, 2024), las iniciativas de ciberseguridad que promueven la colaboración multilateral se han vuelto fundamentales.

La ciberseguridad no puede abordarse de manera efectiva de manera aislada; los ciberataques no reconocen fronteras, son un fenómeno global que requiere una respuesta igualmente global. Un enfoque colaborativo permite un flujo bidireccional de recursos y conocimientos, que promueve una estructura de ciberseguridad más integrada.

Un ejemplo de las herramientas que promueven la cooperación y el intercambio de información en este ámbito son los ISAC (Centros de Análisis e Intercambio de Información). En estas organizaciones sin fines de lucro, distintos sectores  colaboran para compartir información sobre amenazas cibernéticas. Los ISAC funcionan mediante una red de confianza entre sus miembros, permitiendo un flujo continuo de inteligencia de amenazas y una respuesta rápida y coordinada ante incidentes.

Los ISAC ya operan en diferentes sectores, donde los diversos actores intercambian información, identifican patrones y tendencias en las amenazas, comprenden su naturaleza y adoptan medidas preventivas a tiempo, sin necesidad de vivir el ataque de primera mano.En un mundo donde los ciberdelincuentes comparten tácticas y herramientas para maximizar el impacto de sus ataques, la respuesta más efectiva es la colaboración y el intercambio de información. Unir esfuerzos entre gobiernos, empresas y la sociedad civil no solo permite compartir recursos y conocimientos, sino que también fortalece la capacidad de respuesta ante incidentes cibernéticos. Al adoptar este modelo y fomentar la cooperación entre sectores y actores, los países podrán enfrentar las amenazas de manera más efectiva, a la vez que fortalecen su resiliencia cibernética. Esta colaboración y un enfoque proactivo pueden ser decisivas para salvaguardar nuestros datos y, con ello, construir un futuro digital más seguro y confiable para todas y todos.

Ciberseguridad Proactiva: Prevenir amenazas antes de que sucedan

La ciberseguridad ha recorrido un fascinante camino de evolución a lo largo de las décadas, adaptándose a un paisaje digital que se transforma constantemente. Las mejores prácticas actuales son el resultado de años de prueba y error, un proceso de aprendizaje forjado en la batalla contra las amenazas cibernéticas. Desde la aparición de Creeper, el primer virus informático en los años 70, hasta la creación de Reaper, el primer antivirus, queda claro que la ciberseguridad nació como respuesta a un peligro latente. Inicialmente, su enfoque fue defensivo, surgió como una necesidad para combatir un universo de amenazas emergentes.

Sin embargo, el escenario digital de hoy es radicalmente distinto del que enfrentaron nuestros predecesores. Las amenazas actuales son cada vez más sofisticadas y astutas, lo que obliga a organizaciones, empresas y personas a anticiparse uno o dos pasos. Confiar únicamente en medidas defensivas es una estrategia insuficiente frente a un mundo digital en constante cambio. Incluso una postura preventiva no es suficiente sin la agilidad necesaria para adaptarse. Lo que el mundo digital exige hoy en día, es un enfoque de ciberseguridad proactivo que no solo responda a los riesgos, sino que los anticipe y mitigue con eficacia. En este nuevo paradigma, la adaptabilidad y la innovación son esenciales para salvaguardar la integridad y la seguridad en el ámbito digital.

¿Qué es la ciberseguridad proactiva?

La proactividad puede ser entendida como la capacidad de tomar el control de la situación y anticiparse a los acontecimientos. La ciberseguridad proactiva es un conjunto de prácticas y estrategias que buscan predecir, identificar y mitigar amenazas antes de que causen daños significativos a una organización o empresa. Esto incluye tanto un enfoque preventivo como uno defensivo, pero también muchas otras prácticas que permiten tomar control de nuestro entorno. Existen tres pilares importantes para una estrategia de ciberseguridad proactiva:

1. Prevención

Responder una vez que una amenaza causó daños no es suficiente. La prevención es la base de la ciberseguridad proactiva. Para ello, es importante que las empresas involucren distintas prácticas de prevención y anticipación desde su estructura. Los equipos de seguridad ofensiva o red teams son los principales encargados de este pilar de la ciberseguridad proactiva. A través de ataques simulados, se pueden identificar vulnerabilidades y debilidades en la seguridad de los sistemas para fortalecerlas antes de que se presente una amenaza. Sin embargo, la prevención también debe ser implementada en un nivel organizacional, promoviendo una cultura consciente de la ciberseguridad, con prácticas como las contraseñas seguras, actualización constante software, políticas de acceso estrictas, hasta soluciones antiphishing, entre otras.

2. Monitoreo constante

Para asegurarnos de que nuestro entorno digital se encuentra libre de amenazas, es necesario que los sistemas de la empresa sean monitoreados de manera constante. Es decir, debemos estar en búsqueda de anomalías o brechas de seguridad que pudieran ceder la entrada a algún tipo de amenaza. Esta tarea se vuelve cada vez más complicada conforme aumenta el tamaño de la organización. Sin embargo, basta una pequeña brecha o acceso no vigilado para causar daños irreparables. Por ello, existen herramientas avanzadas como Batuta que nos permiten monitorear y controlar de manera sencilla nuestra infraestructura digital. 

El monitoreo constante es el punto donde muchas organizaciones fallan, ya que pierden del radar la constancia con la que las amenazas cambian. Contar con una estrategia de ciberseguridad proactiva implica tener completa visibilidad y control de toda la infraestructura digital para evitar cualquier entrada a una amenaza.

3. Capacidad de reacción

Finalmente, el tercer pilar de una estrategia de ciberseguridad proactiva es la capacidad de reacción. En caso de que sea demasiado tarde y una amenaza ya haya entrado a nuestro sistema, el impacto que esta puede generar va a depender directamente de nuestra capacidad de reaccionar y mitigar dicha amenaza. Esto puede hacer la diferencia entre daños pequeños o daños graves e irreparables. Una buena reacción va a depender de si contamos con planes de acción bien definidos y equipos especializados que estén preparados para responder ante cualquier tipo de ciberataque.

La importancia de la automatización

Integrar la automatización en un enfoque de ciberseguridad proactivo permite a las organizaciones identificar, prevenir y responder a amenazas de manera más eficiente y efectiva. Al automatizar tareas rutinarias como el monitoreo de redes y la detección de vulnerabilidades, las empresas pueden reducir el tiempo de reacción ante posibles ataques y minimizar el riesgo de errores humanos. Además, permite una recopilación y análisis de datos más rigurosos, lo que ayuda a anticipar nuevas amenazas y a fortalecer las defensas. De esta manera, no solo mejora la resiliencia, sino que también libera recursos para que los equipos de seguridad se concentren en tareas más complejas.

Por ejemplo, uno de los beneficios de plataformas como Batuta es la visibilidad y el control de endpoints. Esta se centra en proporcionar a las organizaciones herramientas y soluciones para supervisar, gestionar y proteger su infraestructura digital. Este tipo de herramientas permiten simplificar las complejidades del compromiso y la alineación de los equipos de TI y ciberseguridad. Contar con un enfoque integrado como este garantiza que las organizaciones no solo mejoren su postura de seguridad, sino que también promuevan una cultura de responsabilidad compartida en la protección de sus entornos digitales.

La ciberseguridad proactiva hoy es un elemento esencial en la estrategia de cualquier organización. Al adoptar este enfoque, las empresas pueden fortalecer su defensa antes de que se produzcan incidentes cibernéticos. Esta mentalidad proactiva permite implementar medidas de seguridad robustas, llevar a cabo evaluaciones constantes de vulnerabilidades y fomentar una cultura de conciencia sobre la ciberseguridad entre todas las personas de la organización. Además, al invertir en tecnologías avanzadas y en la capacitación continua del personal, las organizaciones no solo protegen sus activos críticos, sino que también garantizan la confianza de su clientela. En un mundo donde la innovación y el riesgo caminan de la mano, estar un paso adelante en ciberseguridad no es solo una opción; es una necesidad imperativa para el éxito a largo plazo.

Cómo integrar DevSecOps y automatización CI/CD en entornos cloud de AWS

Hace no mucho tiempo -cuando el desarrollo de una solución de software duraba meses o incluso años- la verificación de seguridad se realizaba al final de todo el proceso. En la actualidad, se comprobó la importancia y los múltiples beneficios de integrar las pruebas de seguridad en cada una de las etapas del desarrollo de software para disminuir riesgos y agilizar el time-to-market.

Esta práctica, conocida como DevSecOps, tiene como objetivo fomentar la colaboración entre los desarrolladores (Dev), los especialistas en seguridad (Sec) y los equipos de operaciones (Ops) para crear sistemas operativos más efectivos y seguros.

En este contexto, la automatización cumple un rol fundamental. Para poder realizar DevSecOps correctamente, es clave la ejecución de prácticas de integración e implementación continuas (CI/CD, respectivamente), una serie de pasos que – presentes en las fases de desarrollo, prueba, producción y control del ciclo de vida- ayuda a los equipos de desarrollo a crear y probar ágilmente cambios de código, facilitando la integración de nuevas funcionalidades y desarrollando código de mejor calidad, más rápido.

En pocas palabras, las empresas -al implementar DevSecOps como enfoque de desarrollo- logran garantizar la seguridad de sus productos y servicios en cada paso del camino.

Como partner certificado de Amazon Web Services, en MetaBase Q implementamos el enfoque DevSecOps en procesos de desarrollo de CI/CD. Por eso y basados en nuestra experiencia, te contamos las 5 herramientas que consideramos clave para aumentar la seguridad en entornos de nube de AWS.

1. Escaneo de imágenes de contenedores de Amazon

El escaneo de imágenes es un recurso que permite identificar vulnerabilidades de software en las imágenes de contenedor. ¿Cómo funciona? Básicamente, los repositorios se pueden configurar para escanear cada nueva imagen incorporada, garantizando que todas sean inspeccionadas.

AWS ofrece un servicio llamado Amazon Inspector que permite escanear las imágenes de contenedores almacenadas en Amazon Elastic Container Registry (ECR) en busca de amenazas. Uno de los beneficios más importantes de esta herramienta es su facilidad de uso: una vez que es activado, el repositorio queda ya configurado para la revisión continua.

En ese sentido, Amazon Inspector -ofreciendo escaneo automático de imágenes para detectar riesgos y posibles errores de configuración- ayuda a mantener un entorno seguro y confiable.

2. Pruebas de seguridad de aplicaciones estáticas

Acorde a los profesionales de la seguridad informática que trabajan en AWS, el desarrollo y las pruebas de aplicaciones siguen siendo los procesos más desafiantes para las empresas de software. En un contexto de hipercompetitividad y proliferación de ciberamenazas, los desarrolladores cada vez necesitan más apoyo de soluciones que les ayuden a crear código seguro. Ahí es donde entran en juego las pruebas de seguridad de aplicaciones estáticas (SAST). 

Estas herramientas son servicios de seguridad de apps de uso frecuente que se encargan de examinar el código fuente de una aplicación. Al identificar la causa raíz de las vulnerabilidades y analizar la aplicación “desde adentro”, ayudan a corregir los fallos de seguridad subyacentes.

Además, SAST promueve la capacitación de los desarrolladores en materia de seguridad mientras trabajan, proporcionándoles recomendaciones en las líneas de código en tiempo real. Esta funcionalidad habilita códigos más robustos ante amenazas, detectando con mayor rapidez posibles vulnerabilidades y conduciendo a aplicaciones más confiables con menos necesidad de actualizaciones.

3. Análisis de la composición del software

La mayoría de las aplicaciones modernas dependen de componentes open source de terceros para funcionar. Si bien este código de fuente abierta tiene sus beneficios, también puede introducir ataques maliciosos y otros riesgos de seguridad en una aplicación.

El análisis de la composición del software (SCA) es una herramienta DevSecOps que permite evaluar el estado de estas piezas de código externo. SCA se puede utilizar para rastrear componentes y administrar licencias de software, con el fin de encontrar vulnerabilidades.

Para Amazon Web Services, el uso de SCA es imprescindible, ya que automatiza el monitoreo del uso del software de código abierto con el fin de gestionar los riesgos, la seguridad y el cumplimiento de los requisitos de las licencias.

4. Firma de imágenes de contenedores

En la actualidad, las organizaciones suelen validar el código con una firma digital para confirmar que el mismo no se ha manipulado y que proviene de un editor confiable. Esto es posible gracias a una nueva función de AWS llamada Amazon Signer, que permite firmar y verificar imágenes de contenedores en cualquier momento durante las fases de desarrollo e implementación.

El proceso es simple: se debe crear una identidad única de AWS Signer para firmar criptográficamente las imágenes del repositorio con herramientas del lado del cliente. La herramienta administra las claves, permite la rotación de los certificados, proporciona registros de auditoría y almacena las firmas junto con las imágenes.

El uso de Amazon Signer garantiza la utilización de imágenes aprobadas dentro de la organización, ayudando a los negocios a cumplir con sus requisitos de seguridad.

5. Pruebas dinámicas de seguridad de aplicaciones

En el presente, es posible detectar vulnerabilidades en una aplicación antes de que lleguen al usuario. Esta instancia de seguridad es fundamental ya que, si las amenazas no se comprueban con anticipación, puede producirse una filtración de datos, acarreando importantes pérdidas económicas y daños a la reputación del negocio.

Gracias a las pruebas dinámicas de seguridad de aplicaciones (DAST) es posible analizar la seguridad de una aplicación web a través del front-end mediante ataques simulados. Este tipo de enfoque imita ataques malintencionados al enviar solicitudes que contienen datos maliciosos o entradas de usuario para evaluar la respuesta de la aplicación. 

DAST es utilizado por desarrolladores, evaluadores y analistas de seguridad para detectar y corregir ataques de forma anticipada. Si bien el error humano es inevitable, cuanto más preparada se encuentre una organización para detectar una vulnerabilidad durante el desarrollo de software, menos costoso será solucionarla.

Sé parte de la transformación con un partner certificado por AWS

En MetaBase Q estamos convencidos que es el momento ideal para implementar DevSecOps en el desarrollo de CI/CD. Este enfoque es una alternativa superadora que permite seguir el ritmo actual de los plazos ajustados de entrega y las actualizaciones constantes. Además, y sobre todas las cosas, promueve una transformación cultural que hace de la seguridad una responsabilidad compartida por todas las partes dentro de una organización ¿Te interesaría implementar DevSecOps para aumentar la seguridad de tu negocio? Contáctanos.

Comparativo de infraestructura institucional en ciberseguridad (CERC)

Parámetros sobre regulación en ciberseguridad

La ciberseguridad es un desafío global, por ello es importante observar las experiencias de aquellos países que han implementado marcos regulatorios en la materia. A continuación, se presentan ejemplos de algunos países seleccionados con base en criterios de distribución geográfica y liderazgo en este ámbito:

Iniciativas Presentadas en el Congreso de México



Conceptos y definiciones clave en las leyes internacionales de ciberseguridad



LATAM: Avances en ciberseguridad



Mantén tu protección al máximo

Despliegue
Centro de tecnologías
Inventario

Cumplimiento
IR Management Tool
Insights
Batuta AI

ZeroAPT
Threat Intel
SOC
Forensics

Regulación Internacional e Iniciativas en México (CERC)

Parámetros sobre regulación en ciberseguridad

La ciberseguridad es un desafío global, por ello es importante observar las experiencias de aquellos países que han implementado marcos regulatorios en la materia. A continuación, se presentan ejemplos de algunos países seleccionados con base en criterios de distribución geográfica y liderazgo en este ámbito:

Iniciativas Presentadas en el Congreso de México



Conceptos y definiciones clave en las leyes internacionales de ciberseguridad



LATAM: Avances en ciberseguridad



Mantén tu protección al máximo

Despliegue
Centro de tecnologías
Inventario

Cumplimiento
IR Management Tool
Insights
Batuta AI

ZeroAPT
Threat Intel
SOC
Forensics

Ley de ciberseguridad- Criterios mínimos

¿Cuáles son los criterios técnicos mínimos que recomiendan los expertos?

Una ley de ciberseguridad que carece de criterios técnicos mínimos está destinada a ser insuficiente en su lucha contra las crecientes amenazas digitales. Es fundamental que la ley se base en las mejores prácticas y conocimientos técnicos. Al incluir criterios técnicos mínimos respaldados por expertos en ciberseguridad, se establece un estándar sólido y actualizado que las organizaciones pueden seguir para protegerse de manera efectiva contra amenazas cibernéticas.

Definiciones

  • Una terminología técnica de ciberseguridad clara y precisa en la legislación es crucial para evitar malas interpretaciones y posibles abusos legales.
  • Definir «infraestructura crítica» en sentido amplio para abarcar las tecnologías y servicios emergentes.
  • Especificar en la definición de Infraestructura Crítica de la Información que las entidades bancarias siguen su normativa única en materia de ciberseguridad o excluir de su ámbito de aplicación los bienes y la prestación de servicios privados.

Frameworks

  • Establecer marcos de intercambio de información antes de implementar sistemas de intercambio y centros de respuesta a incidentes para aumentar la transparencia de los ataques a la ciberseguridad y la utilidad de los datos actuales sobre ataques.
  • Crear un marco nacional de ciberseguridad para la protección de infraestructuras críticas.
  • Establecer un marco jurídico adaptado para la gestión de riesgos, teniendo en cuenta los atributos, amenazas, vulnerabilidades y tolerancia al riesgo propios de cada organización. Capacitar a las organizaciones para priorizar las actividades críticas y asignar las inversiones estratégicamente para obtener el máximo impacto.

Mecanismos de colaboración

  • Promover la colaboración público-privada para la ciberseguridad mediante el establecimiento de normas, certificación, educación y una junta de revisión de la seguridad.
  • Los ciberdelitos afectan a la información, los sistemas informáticos y las redes, por lo que la ciberdefensa es una responsabilidad colectiva. Los mecanismos de colaboración entre el Estado y el sector privado son cruciales para evitar responsabilizar de los delitos a los proveedores de servicios de Internet, que proporcionan conectividad, pero no controlan su uso.
  • Utilizar el modelo de los Centros de Análisis e Intercambio de Información (ISACs por sus siglas en inglés) para mejorar la comunicación entre sectores industriales.

Recomendaciones

  • Garantizar que la legislación se adapta a los rápidos cambios tecnológicos en materia de ciberseguridad mediante la creación de un consejo consultivo especializado que se encargue de las actualizaciones periódicas.
  • Mantener actualizadas las políticas de seguridad de la información, alineadas con la normativa y realizar evaluaciones periódicas de los riesgos para abordar las vulnerabilidades.
  • Incluir requisitos de notificación de violaciones de propiedad intelectual.
  • Impartir formación obligatoria sobre ciberseguridad al personal, establecer controles de acceso y garantizar medidas de seguridad física y de la red.
  • Supervisar y auditar los sistemas para identificar incidentes de seguridad y mantener la continuidad de la actividad y los planes de recuperación en caso de catástrofe para la resiliencia operativa.
  • Salvaguardar los datos personales y sensibles, cumplir la legislación sobre privacidad y crear planes de respuesta a incidentes para una gestión eficaz de la seguridad.
  • Mantener un equilibrio entre la protección de datos y la privacidad es crucial. Las leyes deben salvaguardar tanto los datos como los sistemas informáticos, respetando al mismo tiempo la privacidad y la libertad de expresión de las personas. Definir claramente los límites y las condiciones de las excepciones para evitar usos indebidos.
  • Pueden ser necesarias excepciones para los investigadores de ciberseguridad que identifiquen vulnerabilidades del sistema para mejorar la seguridad y salvaguardar la información.
  • Para garantizar el cumplimiento de la normativa financiera, la ley debe excluir explícitamente a las entidades financieras de la categoría de proveedores de servicios de infraestructura digital y especificar que deben seguir una legislación específica a efectos de autenticación.
  • Informar de los incidentes críticos que provoquen la pérdida de confidencialidad, integridad o disponibilidad de la información y que afecten a la seguridad y resistencia de los sistemas operativos.

Regulación redundante

  • Evitar la regulación redundante para las entidades reguladas a nivel federal, al tiempo que se establece una norma básica de ciberseguridad.
  • Las entidades que proveen servicios a bancos (relacionados con sistemas informáticos, bases de datos o procesos operativos) también tienen una regulación especial en las Disposiciones de Carácter General aplicables a Instituciones de Crédito (CUB) donde: (i) se requiere incluso aviso o autorización de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV); (ii) se prevé que se podrá ordenar la suspensión de los servicios cuando se pueda ver afectada la estabilidad financiera, la continuidad operativa de la entidad o la protección de los intereses del público y (iii) se prevé regulación relacionada con la integridad, seguridad, confidencialidad, resguardo y confiabilidad en el manejo de la información generada con motivo de la prestación de los servicios.

Infraestructuras críticas de información

Para la protección de las Infraestructuras Críticas de Información deberán estar a cargo de aquellas entidades públicas o privadas que las gestionen, siguiendo las siguientes disposiciones de ciberseguridad:

  1. Evaluación de riesgos: Las entidades responsables deberán realizar evaluaciones periódicas de los riesgos para la seguridad de la información, identificando las posibles vulnerabilidades y amenazas a sus infraestructuras críticas.
  2. Implantación de controles de seguridad: Las entidades implantarán controles de seguridad adecuados y proporcionales al nivel de riesgo identificado en sus infraestructuras críticas, incluyendo mecanismos de protección de datos, control de accesos, seguridad física y medidas de prevención y detección de intrusiones.
  3. Coordinación con autoridades reguladoras y organismos especializados: Las entidades responsables deben establecer mecanismos de coordinación y cooperación con las autoridades reguladoras y organismos especializados en ciberseguridad, para recibir asesoramiento y apoyo técnico en la protección de sus infraestructuras críticas.
  4. Formación y concienciación: Las entidades deberán proporcionar formación y concienciación en materia de ciberseguridad a su personal para garantizar que comprenden sus responsabilidades y están mejor preparados para hacer frente a posibles ciberamenazas.
  5. Supervisión y respuesta ante incidentes: Las entidades responsables implantarán sistemas de monitorización y respuesta ante incidentes, incluyendo la creación de equipos de respuesta ante incidentes de seguridad de la información y el desarrollo de planes de acción y recuperación ante incidentes.
  6. Planes de continuidad y recuperación: Las entidades elaborarán y mantendrán planes de continuidad de la actividad y de recuperación en caso de catástrofe para garantizar la resistencia de sus infraestructuras críticas en caso de incidente de seguridad o evento adverso.
  7. Cumplimiento normativo y auditorías: Las entidades responsables garantizarán el cumplimiento de los reglamentos y normas de ciberseguridad aplicables y realizarán auditorías periódicas internas y externas para evaluar la eficacia de sus medidas de protección.
  8. Notificación de incidentes y colaboración con las autoridades: Las entidades comunicarán oportunamente a las autoridades competentes cualquier incidente de seguridad que afecte a sus infraestructuras críticas y colaborarán con ellas en la investigación y resolución de incidentes.

Estos criterios mínimos proporcionan un marco claro y práctico que guía en la implementación de medidas de seguridad adecuadas, lo que resulta en una protección más robusta de los datos, sistemas y activos digitales contra posibles ciberataques. Al garantizar que la ley de ciberseguridad contenga los criterios técnicos mínimos recomendados por expertos, se fortalece la capacidad de las organizaciones para enfrentar los desafíos del ciberespacio.

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Irreductibles para una Ley en Ciberseguridad

El Sector Privado y el CERC consolidan análisis a las iniciativas existentes

¿Qué debe tener una ley?

  • La ciberseguridad debe atenderse como una responsabilidad compartida, por lo que su marco regulatorio NO debe reducirla a una capacidad exclusiva del Estado. De ahí que se debe incluir a la academia, la sociedad civil, la industria de ciberseguridad, tanto en la generación de la ley, así como sujetos de ésta, previendo el cuidado de infraestructuras críticas, gestión de riesgos, concientización y cultura de la ciberseguridad.
  • Enfocarse en establecer protocolos mínimos para afrontar ataques y amenazas más que sancionar a la sociedad, para lo cual se deberán establecer obligaciones claras y concretas en la materia. El objetivo de la ley no debe ser controlar a la sociedad sino procurar lo necesario para que todos gocemos de un ciberespacio seguro.
  • Tomar en consideración los compromisos adoptados por México en la materia, así como atender a las mejores prácticas internacionales y sus definiciones, por lo que habrá de establecer obligaciones, estándares, requisitos, protocolos, establecimiento de certificaciones, etc.
  • Es necesaria una estructura institucional multidisciplinaria con los recursos necesarios y el marco regulatorio pertinente para su eficacia. Así como, el establecimiento claro y definido de la competencia de las autoridades.
  • Articular, de manera transversal, con otras entidades encargadas del proceso de implementación de políticas públicas sobre ciberseguridad, como lo son el IFT y el INAI.
  • Procurar una mayor coordinación y la homologación con otros ordenamientos existentes como: i) Ley de General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados; ii) Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Privados; iii) Disposiciones acordadas en acuerdos comerciales internacionales como: T-MEC, TIPAT, y Alianza del Pacífico; iv) Estrategia Digital Nacional y el Acuerdo de Políticas y Disposiciones para uso de TICs en la APF.
  • No militarizar el ciberespacio. Por lo que para cualquier intervención de este tipo siempre debe cumplirse con las condiciones y requisitos de la Constitución y la Ley de Seguridad Nacional.
  • Debe respetar los derechos humanos, se destacan en la materia los derechos a la privacidad, intimidad, identidad, la protección de los datos personales, la propiedad y la libertad de las personas en sus diversas vertientes. Por lo que debe evitar censurar e intervenir de forma excesiva tales derechos. Por ejemplo, se deben omitir registros innecesarios que pudieran invadir la privacidad de las personas u omitir obligaciones para los ciudadanos que pudieran inhibir la libertad de expresión.
  • Los delitos que contemple la ley deberán estar delimitados y descritos adecuadamente. La ley deberá establecer figuras delictivas especializadas en ciberseguridad.
  • Dejar de manifiesto que la Ley tiene asidero constitucional, ¿Cómo? pudiera ser pertinente que en la exposición de motivos se refiera a la facultad del Congreso de la Unión para legislar sobre tecnologías de la información y la comunicación, radiodifusión, telecomunicaciones, incluida la banda ancha e internet, contenida en la fracción XVII del artículo 73 fundamental; así como establecer entre los objetivos de la ley el garantizar el desenvolvimiento seguro en el ciberespacio que surge de dichas tecnologías, garantizando con ello el derecho a su acceso, el derecho a la información, el derecho a no ser molestado en su persona o posesiones, entre otros derechos.
  • Del punto anterior derivaría el que la Ley de Ciberseguridad debe ser Federal, tal como sucede con la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, lo que no significa que no tenga aplicación en los Estados, sino que su aplicación es por parte de autoridades federales, por lo que las asambleas legislativas, por ejemplo, no podrán legislar respecto de ciberdelitos.
  • Sin embargo, de estimarse que la ciberseguridad es una materia donde existe la concurrencia, es necesario dejar perfectamente establecidas en una ley general las competencias de los diferentes órdenes de gobierno, para que de esta forma tanto Entidades Federativas como Municipios estén en posibilidad de, por un lado, legislar en la materia respetando los lineamientos de la ley y, perseguir e investigar los delitos. Pero es de destacar que algo que caracteriza a todos los proyectos de iniciativas analizados es que no contienen una correcta distribución de competencias.
  • Adicionalmente, es importante considerar que en el Senado se encuentran otras iniciativas en materia de ciberseguridad, destacándose principalmente las siguientes: (i) del senador Miguel Ángel Mancera (PRD), del 02 de septiembre de 2020; y (ii) de la senadora Lucia Trasviña (Morena) del 06 de abril de 2021; las cuales no han sido dictaminadas.
  • Habría que revisar si existe la posibilidad de que se realice un dictamen de Comisiones que considere las iniciativas por parte del Congreso.

*Recomendaciones a septiembre de 2023.

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