El 2025 comenzó con muchas sacudidas políticas que han generado incertidumbre en muchos sectores relevantes para la sociedad. Cada día, los mercados internacionales, las personas empresarias y el mundo entero anticipan la posibilidad de cambios drásticos y repentinos. Este tipo de sucesos sacan a la luz la resiliencia de las organizaciones para sobrevivir al cambio, y en muchas ocasiones, pueden dar como resultado el fracaso total de una compañía. La ciberseguridad suele pasar como última prioridad en este tipo de escenarios, cuando en realidad debería convertirse en la aliada más importante para las compañías ante la incertidumbre.
El cambio más sustancial al que se enfrenta el sistema internacional actualmente tiene que ver con una tendencia de dejar atrás el multilateralismo y otras formas de cooperación colectiva. Para muchos, esto implica riesgos de ciberseguridad inminentes. En el mundo de la ciberseguridad, algunas de las mejores prácticas que suelen recomendarse son la transparencia, la colaboración multisectorial y el intercambio de información. En la medida en la que los gobiernos y los mercados del mundo se cierren, pero las amenazas digitales sigan evolucionando, necesitamos reforzar nuestra seguridad.
Por otro lado, la creciente polarización en la política internacional ofrece un entorno en donde el ciberespionaje, el cibercrimen y las campañas de desinformación se desarrollan con mayor facilidad. Estas herramientas pueden formar parte de la estrategia de actores relevantes que pretenden generar algún cambio en el sistema, pero en el camino, generan un impacto negativo en diversos sectores. En este contexto, la ciberseguridad no solo no debe ser dejada a un lado, sino que debe ser vista como una prioridad estratégica. Una buena estrategia de ciberseguridad va más allá de proteger a las organizaciones de ataques, ya que también salvaguarda la estabilidad económica y la confianza pública. Las organizaciones que no logren adaptarse a este nuevo paradigma podrían verse expuestas a riesgos que van más allá de la simple pérdida de datos; podrían enfrentar impactos profundos que afecten su viabilidad a largo plazo. A continuación, compartimos algunas de las cosas que se deben tomar en cuenta para reforzar la ciberseguridad ante la inestabilidad:
Reforzar sistemas de ciberseguridad
Muchos ciberatacantes aprovechan la inestabilidad en el escenario internacional para mejorar la ejecución de ataques de como los de phishing y ransomware. En un entorno donde la coacción digital se utiliza como herramienta de presión geopolítica, las organizaciones deben estar preparadas para responder de manera rápida y efectiva a cualquier eventualidad. Esto incluye no solo la implementación de tecnologías avanzadas de defensa, sino también la preparación de protocolos de respuesta ante incidentes. Plataformas como Batuta, tienen el objetivo de ayudar a las organizaciones a eficientar su estrategia de ciberseguridad, ofreciendo mayor visibilidad de sus activos y permitiendo que se adapten rápidamente ante este tipo de cambios.
Contar con una estrategia de ciberseguridad a nivel organizacional
Dada la naturaleza interconectada del comercio y la economía global, la ciberseguridad sigue demandando un enfoque colaborativo. Apelar por proteger mecanismos de cooperación multisectorial e internacional es nuestra mejor apuesta para crear un frente fortalecido de ciberseguridad. Principalmente, es el intercambio de información entre empresas, estados e instituciones lo que podría ser determinante en anticipar y neutralizar amenazas comunes. En vez de optar por estrategias de ciberseguridad divididas, nuestro principal cometido debe ser tomar la ciberseguridad como una herramienta para colaborar y así mitigar los riesgos que conlleva un mundo fragmentado y prevenido.
Finalmente, es imperativo que las organizaciones integren la ciberseguridad en su planificación estratégica y operativa. No solo se trata de proteger activos digitales, sino de garantizar la continuidad de las operaciones comerciales, servicios críticos, y el desarrollo de la innovación en un ambiente lleno de incertidumbre. Las empresas que reconozcan y prioricen la ciberseguridad no solo estarán más preparadas para enfrentar desafíos inmediatos, sino que también establecerán una base sólida para el crecimiento y la resiliencia a largo plazo en un futuro incierto. La ciberseguridad no es solo una cuestión de defensa, sino una estrategia deliberada para prosperar en un mundo en constante cambio.