El apocalipsis cuántico
enero, 25, 2023
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Durante la última década, hemos visto crecer a las tecnologías a un ritmo constante, congruente con nuestra propia evolución; sin embargo, nada preparó a la sociedad para enfrentar el crecimiento tecnológico acelerado e imparable al que se ha expuesto desde el inicio de la pandemia por COVID-19.
El surgimiento de un reto mundial que no sólo significó un problema de salud pública sino la separación y el aislamiento social de las personas, trajo consigo la necesidad de evolucionar, tal como nuestros antepasados cavernícolas, para mantenernos en conexión y resilientes ante esta nueva forma de vida.
Conseguimos evolucionar, tecnológicamente, hasta diez años en tan sólo un par, conociendo infinitas posibilidades para conectarnos sin tener siquiera salir de casa. Pero ¿qué sucede con la seguridad bajo estas nuevas líneas de comunicación? La digitalización en la mayoría de los ámbitos de la vida cotidiana representa parte de la evolución tecnológica, cambiando por completo las reglas sobre cómo manejamos la privacidad digital.
Como un nuevo eslabón en la cadena evolutiva, la inteligencia artificial les permite a las máquinas resolver eficientemente –y mejor que a una persona– problemas o tareas intelectuales. En su forma más simple, utiliza conjuntos de datos para determinar soluciones, patrones, e incluso, crearlos desde cero.
Existe un riesgo inherente en el uso de los sistemas informáticos. Por tanto, debe garantizarse que el manejo de nuestra información sea tratado de forma segura, sin importar el servicio o sistema digital. Con el surgimiento de inteligencias artificiales más avanzadas, cambian también los enfoques de negocio en las plataformas digitales, ¿deberíamos plantearnos cómo se financia el Internet?
La profesora de Filosofía y Ética de la Universidad de Oxford, Clarissa Véliz Perales, alertó que «el modelo de negocio de la empresa es la venta de los datos personales de sus usuarios a bancos, aseguradoras, gobiernos y otras compañías que, a su vez, los revenden y pueden utilizarse para casi cualquier cosa [..]», situación bajo la que trabajan la mayoría de las redes sociales y sitios web basados en inteligencia artificial. Por lo que es seguro afirmar que día con día, cada segundo, grandes cantidades de datos son recopilados, con y sin nuestro consentimiento.
Ahora, considerando la cantidad de información en el ciberespacio y la evolución tecnológica que enfrentamos, ¿qué pasaría si un día, todos los datos que se encuentran cifrados en la red son abiertos? Si toda la información privada y confidencial en el mundo quedara expuesta en una computadora con capacidades prácticamente «infinitas». Estas computadoras son llamadas computadoras cuánticas, con la capacidad de analizar y descifrar datos en cuestión de segundos, con miles de millones de posibilidades y significados.
Empleando equipos con capacidades físicas excepcionales y sistemas basados en inteligencias artificiales considerablemente avanzadas, podríamos resolver casi cualquier problema de la humanidad… o descifrar datos para causar a la sociedad daños irreparables.
Ilyas Khan, Director Ejecutivo de la empresa Quantinuum, sostiene que esta evolución cuántica es una amenaza para nuestra vida, afirmando que «las computadoras cuánticas volverán inútiles la mayoría de los métodos de encriptación existentes.”
Cuando esto suceda, nos encontraremos frente a la posible extinción de la privacidad digital y la seguridad en línea: el apocalipsis cuántico.
A diferencia de las profecías apocalípticas en donde la Tierra es azotada por terremotos y diluvios monumentales, el apocalipsis cuántico llegará con las computadoras capaces de romper con los protocolos y esquemas de cifrado de datos. Crearán la posibilidad a quien las use de manipular la información a su conveniencia. Si un ciberdelincuente tuviese acceso, podría vaciar cuentas bancarias, bloquear los sistemas de defensa de gobiernos enteros y acceder a todo aquello considerado como «privado» en el mundo digital.
¿Es momento de quemar nuestros dispositivos y cerrar todas nuestras cuentas digitales? ¿Es momento para el pánico total?
La respuesta es no. Como cada punto en la historia de la humanidad, desde que el primer homínido apareció en la Tierra, la evolución no puede frenarse. Nuestra sociedad, ahora digitalizada, no puede dar marcha atrás en el crecimiento tecnológico del cual no sólo dependen nuestras comunicaciones, sino sistemas tan importantes como el sector de salud y las cadenas de suministro alimentarias.
¿Qué puedo hacer mientras la computación evoluciona para protegerme?
Esperar a que la evolución continúe puede parecer una acción demasiado pasiva para las personas usuarias de Internet. Actualmente, estamos totalmente expuestas y expuestos; la cultura de privacidad digital aún está en sus primeras etapas, especialmente en el marco de normatividad nacional, por lo que muchas de las acciones de prevención y protección vendrán desde nuestros propios hogares:
- Verificar a quiénes le damos nuestra información: tener la certeza de que proporcionamos nuestros datos a entidades confiables y verídicas.
- Bloquear solicitudes innecesarias: como personas usuarias, debemos proporcionar sólo los datos necesarios para poder utilizar los servicios digitales.
- Leer, leer, leer: cada entidad que utilice datos personales está obligada, por la legislación nacional, a proporcionar un aviso de privacidad o un aviso de tratamiento de datos. Es nuestra obligación como usuarias y usuarios de servicios digitales leer dichas políticas para asegurarnos de cómo y qué se hace con nuestros datos.
- Contraseñas seguras: es fundamental no utilizar la misma contraseña entre sistemas de bajo riesgo y sistemas críticos; por ejemplo, no usar la contraseña de una red social en una cuenta bancaria.
Se han puesto en marcha investigaciones para generar soluciones tecnológicas que permitan prevenir el apocalipsis cuántico, estableciendo estrategias de ciberseguridad que protejan a todos los sectores de la sociedad, desde los gobiernos hasta cada persona usuaria con una computadora en casa. Estas soluciones son llamadas «post-cuánticas» debido a que pretenden ser a prueba de computadoras e inteligencias cuánticas.
Si bien los cambios representan un desafío para cualquier generación, no hacer algo al respecto no es una opción.